“No hay solución mágica, solo pasos pequeños. Cada lágrima es una semilla que, algún día, será memoria viva y no solo herida.”
A veces en la vida buscamos una solución inmediata al dolor, pero la verdad es que sanar no sucede de golpe.
Cada pequeño paso, cada lágrima derramada, es parte del proceso silencioso de reconstrucción interior.
Con el tiempo, esas lágrimas no solo hablarán de sufrimiento, sino que se convertirán en testigos de nuestra fortaleza, en memoria viva de todo lo que fuimos capaces de superar.
No hay prisa, no hay fórmulas mágicas: solo el suave acto de avanzar, poco a poco, abrazando nuestra propia historia.
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